martes, 15 de noviembre de 2011

En fosas y Criptas

Cierto día, tramitando asuntos de fosas y criptas para sepultar a familiares, platicando con el administrador del cementerio, de pronto me quede callado y con los ojos desorbitados durante un buen rato; él siguió hablando y al ver que no le hacia caso, me preguntó si me pasaba algo.
 Al hablarme fuerte, desperté de mi ensimismamiento y le relaté lo que me había acontecido. Resulta que cuando deje de hablar empecé a sentir la presencia de alguien y al voltear vi junto a mí a mi suegra recién desencarnada por quien estaba yo arreglando los asuntos del cementerio. Después ella se sonrió amablemente y me invito a pasar haciendo un ademán. Como no podía moverme se limitó a despedirse y desaparecer de mi vista.
 Al terminar mi relato el hombre tenia los pelos de punta y la carne de gallina y nerviosamente me decía que en los años que llevaba en el panteón nunca había tenido una sensación como esa. (identidad protegida)

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