En una hacienda que fue habitada en tiempo de la conquista por los Españoles, se oían constantemente ruidos a media noche y se sentía llegar a un hombre a caballo que desmontaba y entraba a la casa a abrir las puertas de las habitaciones, hasta que un día el administrador decidió salir para ver que era lo que producía estos ruidos. Al hacerlo, vio en el patio a un hombre montado a caballo, al cual le dijo: “En nombre de dios Todopoderoso, decidme ¿qué queréis?” Contestándole el hombre: “Acompañadme”.
El administrador lo siguió hasta un riachuelo cerca de la hacienda, en donde el jinete se paro diciéndole: En este lugar hay un tesoro escondido que te suplico saques. El administrador lo saco e instantáneamente cesaron los ruidos de la hacienda.
Este tipo de casos es uno de los mas comunes, aunque no necesariamente debe ocurrir con humanos desencarnados, puede ser con animales o mayormente luces flotantes.
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